lunes, 2 de octubre de 2017

La cereza del pastel.



Leticia mostraba unas ansias locas de querer conquistar a aquel hombre. Su piel se encendió al escuchar su voz, llamándola. Quería sentir esos besos de esos labios, que le eran adicción. Dopada, sumisa, esclava, así se sentía al terminar de amarlo en la cama. El detalle entre ellos dos, era que solo existía placer, más no amor. Al verlo pasar por aquella avenida, volvió a surgir esos sentimientos, que alguna vez tuvo, por él. No había cambiado en nada. El pelo ensortijado con la estética sutil de su apariencia, hacían flotar a Leticia, mas con su bello rostro de ángel, la enamoraba aún más. Se acercó el hombre abrazando a Leticia y susurrándole al oído dijo:


- Te he extrañado – que hizo vibrar su cuerpo y sintió que nacía ese deseo incontrolable. Sabía que era su debilidad. El disfrutaba, saberlo.

Apartándose abruptamente de sus brazos, Leticia lanzo un suspiro y dijo:

- No has cambiado nada, Rodrigo. Aun sigues siendo ese adolescente inquieto que conocí - dijo sonriendo tratándolo de seducir. 

- No exageres, Leticia. Tú en cambio estas más provocativa, más sexy, que cualquier hombre quisiera varias noches contigo –

- Ya dejémonos de echarnos flores que parecemos desconocidos - dijo Leticia tomándolo de la mano lo llevó hacia un lugar cercano que tanto, el como ella, conocían muy bien.

- Espera Leticia – dijo Rodrigo, frenando el paso - sabes que estoy comprometido en la actualidad. Tengo hijos también y creo que es muy arriesgado lo que haremos –

A primera impresión, Leticia, sintió como un cuchillo despedazaba su corazón. Nunca se había imaginado que aquel amor que tenía por Rodrigo, jamás le iba ser correspondido. Trago saliva y dibujo una sonrisa forzada, en su rostro.

- Solo lo sabremos los dos, Rodrigo. Nadie más se enterara o es ¿que acaso no lo pasamos bien? – dijo, Leticia conteniendo la cólera que tenía.
- No demoremos, está bien. Yo también quiero volver a recordar viejos tiempos - dijo Rodrigo, que era ahora él, que tomaba de la mano a Leticia y camino de prisa cruzando el pórtico del hotel. Una vez dentro, los deseos fluyeron. Inundo de besos el cuerpo de Leticia mientras ella le decía que lo amaba y que lo amara siempre. El cruce de suspiros de los amantes reavivaba el calor de la habitación. Eran únicos en el mundo. Tras pasar un buen tiempo sin verse, era lo mínimo que necesitaban ambos, sabiendo que era prohibido. Para ellos eso, era lo excitante. Tras el termino de pasión que hubo, quedaron exhaustos. Al mirarse desnudos sabían que habían cumplido sus deseos. Rieron. Leticia se levantó de la cama. 
- Ya vuelvo – aviso a Rodrigo, no sin antes besarle y decirle algo al oído - No temas, dolerá – y camino moviendo las caderas sensualmente hasta desaparecer. Rodrigo no entendió lo último que le dijo o que se refería con “No temas, dolerá”. Pensó que era parte de un juego de palabras que escondía algún mensaje relativo al placer sexual. Determino que era esto último. Tras varios minutos, Leticia no volvía. Rodrigo se asustó y comenzó a llamarla pero no contestaba. Luego vio que apareció. La silueta de Leticia no se podía distinguir muy bien al estar apagado las luces. Aún estaba desnuda eso se podía comprender ya que su ropa seguía en el piso-
- Leticia estas bien. ¿Qué paso? – pregunto Rodrigo, con temor, mas ella no contestaba. Tras unos segundos, ella hablo:
- Te dije que no temas, que a ti no te dolerá – y fue en ese momento que Rodrigo encendió la luz. Ante sus ojos, el cuerpo de Leticia desnudo tenía varios cortes desde la punta de sus pies hasta su cabeza. Avanzaba hacia él, despacio, con un cuchillo en la mano izquierda. Lo miraba con los ojos inyectados de furia, dolor y rabia. Rodrigo espantado se arrimó a un extremo de la cama. 
- Estos cortes tú me lo hiciste. Sabías que te amaba como ninguna mujer lo hizo, pero que hiciste con eso, nada. Solo jugaste conmigo. –
- Leticia, estás loca, que has hecho. Por favor, cálmate y llamemos a una ambulancia……. –
- NO QUIERO UNA AMBULANCIA QUIERO TU CORAZÓN. QUIERO QUE TU ME AMES COMO YO A TI, NO PUEDES ENTENDER ESO. – 
Rodrigo lentamente abandono la cama y se puso de pie – Leticia, no entiendo que te paso para que te hagas algo así contigo misma. Pensé que la pasamos bien, pero veo que no estás bien del cerebro. Estos años te hicieron mal. –
Paso a paso, Rodrigo se iba acercando a la puerta. Leticia se percató de esto y fue a impedir su paso: - TU DE ACÁ NO TE IRAS.- dijo histérica – así como tengo estos cortes por tu culpa, tú también recibirás lo que te mereces, cariño malo , cariño maldito ……..- y fue cuando levanto el cuchillo en el aire con dirección al corazón de Rodrigo. Sin piedad alguna, lo apuñalo una y otra vez mientras repetía: - Cariño maldito,……. toma lo que te mereces - . Jadeaba de cansancio pero su ímpetu de furia y dolor, la cegaba. Entonces se vio manchada de la sangre de su amante y ceso. Tomo las manos de él, con dirección a sus pechos e imagino que estaba con vida. Vio en los ojos de este , reflejar su rostro cortado y maltratado. Agacho la mirada y lo beso con pasión sintiendo la sangre que brotaba de su pecho. Al terminar, se puso de pie y pronuncio:
- También de muerto, eres un buen amante – y sonrió como lo solía hacer. Con esa sonrisa lujuriosa que encantaba a los hombres.

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